2º dia do II Encontro Americano de Formação de Diretores
A jimar el pensamiento… Guadalajara Jalisco, a 13 de abril de 2013.
Si jimar es liberar el corazón del agave, liberarlo de lo que lo encubre para que luego se pueda destilar su esencia, las sesiones de hoy fueron nuestra “coa y machete” que quitaron las pencas, las hojas fibrosas, para permitirnos ver el corazón de nuestra misión, sus retos y sus posibilidades.
Muy temprano “afilamos coa, barretón, y machete” confiando la jornada a Nuestra Buena Madre, con quien salimos deprisa a una nueva tierra; mujeres y hombres de las 11 provincias y los dos distritos maristas de América, que con la alegría de pertenecer a esta familia Marista buscamos soñar, vivir y vibrar con los ideales de Champagnat.
Tomamos conciencia de la tierra que pisamos al conectarnos con el corazón de la Sierra Tarahumara, que nos recuerda nuestra misión entre los niños, niñas, adolescentes y jóvenes más pobres.
Reconocimos el camino andado para llegar al documento que trabajaremos, “El Director y su Gestión al Servicio de la Misión”.
Y valoramos nuestras raíces gracias a los jóvenes universitarios, que con imágenes, música y baile mostraron una pincelada de nuestro México.
El “barretón” movió la tierra. El Dr. Miguel G. Arroyo afirmó: “No se puede ser director sin ser educador, sin embargo estas tareas las hemos separado”, reflexionamos sobre las estructuras escolares (organización, currículum, espacios, tiempos, etc.) y su impacto determinante en la educación de los alumnos. “Toda estructura está impregnada de valores” ¿Cómo logramos estructuras de dialogo rompiendo con una tradición monologal? ¿En qué medida nuestra escuela respeta los tiempos humanos? ¿En qué medida despoja a los niños y los jóvenes de su niñez y su juventud? Necesitamos abrirnos a las voces de los niños y los jóvenes. ¿Sólo hablamos de ellos o generamos espacios intencionados de escucha y diálogo donde puedan expresarse?
El “machete” recortó las hojas, nos permitió ver la Espiritualidad como el nutriente esencial de nuestra misión y carisma. El H. Guillermo Villarreal recordó que la espiritualidad apunta a lo profundo, en la experiencia del encuentro personal y comunitario con Dios, ella nos invita a anunciar a los niños y jóvenes que Jesús y María los aman. La experiencia de Champagnat parte de sentirse amado por Dios, siendo sensible a las necesidades de su tiempo y dando respuesta a ellas, siendo signo profético en el vacío y la soledad. Ante ello, ¿cuáles son los rasgos proféticos de la espiritualidad Marista que pueden ser identificados por los niños y jóvenes en sus directores?
La “coa” dejó limpio el corazón. Los jóvenes nos hablaron, los escuchamos, nos agradecieron y nos interpelaron. Compartieron los resultados de una consulta sistemática que ellos mismos organizaron entre más de 1350 jóvenes. Confiaron en nosotros y hablaron libremente, señalando que lo que para la escuela es extra-curricular, para ellos es vital. Reflejaron nuestros aciertos y tropiezos, nos tocaron el corazón diciendo “gracias por la entrega, por ser humanos, perseverantes, dedicados, fraternos”, “tenemos suerte de tenerlos a ustedes”. También nos plantearon retos: “Aprendí en misiones lo que en 6 años en el aula no había aprendido”, “póngannos el ejemplo de quién es Dios”, “no somos problema, somos potencia”, “tómennos en cuenta y téngannos confianza”, “hacer lo correcto no es lo mismo que ser aceptado”… El mayor grito: presencia, presencia, presencia.
Al final, un merecido convivio, cena e intercambio nos permitió compartir pequeños trozos de nuestras patrias representados en diversos obsequios.
Comisión de Relatoría